sábado, 7 de enero de 2017

60 AÑOS EVANGELIZANDO CON CRISTO

P. José Antonio Jacinto Fiestas

Esta región norte formó parte: primero de la diócesis del Cuzco (1536), después, de Lima (1541), luego, de Trujillo (1609), hasta que, el 17 de diciembre de 1956, el Papa Pío XII erigió la Diócesis de Chiclayo con la bula Sicut Materfamilias, determinando que la iglesia matriz de Chiclayo sea la sede del obispo (por cierto, el 7-XII-1959 fue consagr
ada).

El territorio de la nueva Diócesis comprendía seis provincias civiles: Chiclayo, Ferreñafe, Lambayeque, Santa Cruz, Chota y Cutervo). Sin embargo, el 7 de abril de 1963, el Papa Juan XXIII creó la Prelatura de Chota, desmembrando a Chota y Cutervo, y encomendando su tarea pastoral a la Orden de Agustinos Recoletos. De esta manera, la Diócesis comprende cuatro provincias: las tres provincias lambayecanas y la provincia cajamarquina de Santa Cruz.

Sabemos que la eficacia de la evangelización la da el Señor con la fuerza del Espíritu Santo; sin embargo, también es necesario que haya instrumentos (pastores, religiosos y laicos) dóciles a su gracia, quienes bajo la guía de un obispo pastorean una porción del Pueblo de Dios. Esto es lo que comprobamos en estos 60 años evangelizando con Cristo, tal como se refiere a continuación.

En efecto, el primer obispo, Mons. Daniel Figueroa Villón (+30-I-1967), desde que arriba a Chiclayo el 27 de abril de 1957 se dedicó a buscar más sacerdotes, de tal forma que el número de ellos ascendió de 26 a 51. Fueron sacerdotes diocesanos canadienses, estadounidenses, españoles, y religiosos dominicos, franciscanos, pasionistas, vicentinos, jesuitas y agustinos. Se preocupó también de sus seminaristas que estaban estudiando en Trujillo y en Lima, ordenando a 4 de ellos; adquirió un terreno para construir el futuro seminario; también erigió varias parroquias, especialmente en la ciudad de Chiclayo, donde había solo dos (Santa María Catedral y Santa Verónica). Las nuevas parroquias fueron las de San Antonio de Padua, San Vicente de Paul, Santísima Cruz, Santa Rosa de Lima y Señor de los Milagros.

El Papa Juan XXIII asignó un obispo auxiliar, que años más tarde fue nombrado Administrador Apostólico. Mons. Luis Sánchez Moreno-Lira (+28-IX-2009) llegó a Chiclayo en 1961 para dedicarse principalmente a hacer las visitas pastorales a las parroquias y administrar el sacramento de la Confirmación; trabajó por las vocaciones sacerdotales, decretando la fundación del Seminario Mayor Santo Toribio de Mogrovejo (30-IV-1967); y erigió dos nuevas parroquias en 1967: Nuestra Señora de La Consolación (2-X) y San Juan María Vianney (8-XII).

El segundo obispo de la Diócesis, Mons. Ignacio María Orbegozo y Goicoechea (+4-V-1998), pastoreó a lo largo de treinta fructíferos años. Una de sus “pasiones dominantes” fue el fomento de las vocaciones sacerdotales, cuidando especialmente la formación en el Seminario. Fruto de esta siembra, se han ordenado a la fecha más de cien sacerdotes que trabajan principalmente en la Prelatura de Chota y en nuestra Diócesis. De los 107 sacerdotes que laboramos actualmente en la Diócesis: 68 hemos sido formados en nuestro seminario, 18, en otros seminarios, y 21 son sacerdotes religiosos.

Don Ignacio decía lo siguiente: «Los profesores son cuasisacerdotes porque a través de ellos llega el obispo a los lugares más recónditos, y que la gran tarea es formar maestros cristianos para que cambie el país, y además los maestros son los que preparan el camino al sacerdote». Es por eso que promovió la fundación del Instituto Superior Pedagógico. Al final de su vida vio que el Señor quería para la Diócesis una Universidad Católica, por lo que se empeñó en dejar el Proyecto terminado y presentado a la instancia correspondiente para su aprobación.

Otro proyecto evangelizador que hizo realidad Mons. Orbegozo fue la construcción de un santuario mariano y de un monasterio de clausura. Lo inició aprovechando la primera visita de San Juan Pablo II al Perú en 1985, pues se hizo la imagen de Nuestra Señora de la Paz para que la bendijera, y se invitó a las madres carmelitas al monasterio (26-V-1995). Gracias a esta obra, muchas familias acuden al santuario en romería, y desde el Monasterio San José nos beneficiamos con las oraciones, sacrificios y trabajos de estas hermanas de clausura.

Monseñor Jesús Moliné Labarta, tercer obispo de la Diócesis, ha pastoreado la Diócesis “hasta el agotamiento” durante 16 largos años (desde el 4-V-1998 hasta el 3-XI-2014). Con sabiduría y fidelidad supo ser la bendita continuidad de lo que se había desarrollado hasta entonces: la consolidación de la formación sacerdotal, ya visitando frecuentemente el Propedéutico y el Seminario, ya enviando más sacerdotes para que realicen estudios de posgrado en universidades eclesiásticas romanas y españolas, y gestionando la filiación teológica con la Universidad de Navarra; el inicio y la consolidación de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (creada el 14-X-1998); el fomento de las vocaciones monásticas (el 5 de febrero de 2005 se fundó otro monasterio en Pimentel); la presencia de más congregaciones religiosas; etc. Con un trabajo intenso –sin darse tregua– realizó la visita pastoral hasta en tres oportunidades a cada una de las 48 parroquias.

Habiendo cumplido el límite de edad para ejercer como obispo titular (75 años), el Papa Francisco aceptó la renuncia de Mons. Jesús y nombró a Mons. Robert Francis Prevost Martínez OSA como Administrador Apostólico el 3 de noviembre de 2014. El Santo Padre lo nombró después como obispo titular el 26 de setiembre de 2015. Mons. Roberto (como le gusta que le llamen) ha mostrado desde su llegada una disponibilidad total para secundar lo que el Señor ha ido sembrando con los pastores anteriores. Desde el primer momento ha mostrado una cercanía sincera y sencilla a sus sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Tiene mucha experiencia eclesial por haber sido Prior General de la Orden de San Agustín durante 12 años, ha vivido en Roma varios años y ha recorrido muchas partes del mundo.


Durante estos dos años de vida episcopal entre nosotros ya ha visitado casi todas las parroquias con motivo de las fiestas patronales o por las confirmaciones, y está continuando las obras apostólicas referidas. Está promoviendo la evangelización a través de la devoción popular; prueba de ello es haber promovido la llegada de la imagen del Señor Cautivo Peregrino de Ayabaca, donde miles de fieles se volcaron a los diversos lugares de veneración y muchos se confesaron; y el 21 de noviembre de este año ha erigido en el lugar donde se encuentra la imagen de la Virgen de los Remedios en “Santuario Diocesano” (Litcán - Santa Cruz). De él se podría decir que es la figura del pastor que señala el Papa Francisco: un pastor «con olor a oveja»; es bastante cercano a los sacerdotes y feligreses.

Demos gracias a Dios porque con la ayuda de estos pastores hemos caminado con Cristo por todos lados. No cabe duda de que siempre seremos el «granito de mostaza», pero un granito que va creciendo más y más en la medida en que seamos instrumentos dóciles al Espíritu Santo.

Evangelizadores de otras instituciones eclesiásticas

Con la presencia de Mons. Sánchez Moreno-Lira, en 1961, llegaron fieles de la Prelatura Personal del Opus Dei consolidando su labor apostólica años después a través de sus centros culturales y en colegios. Además, los sacerdotes de esta Prelatura suelen acompañar a varios sacerdotes diocesanos para que renueven su entrega de fidelidad en el servicio de la Iglesia.

Algo que debemos destacar en una Diócesis es la labor de las congregaciones religiosas, cuyos miembros se consagran a Dios por la profesión pública de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia; viven más comprometidos con el servicio divino y están dedicados al bien de toda la Iglesia (CEC 944-945).

Gracias a este trabajo, la Diócesis cuenta con varias obras de caridad, tales como el asilo de ancianos en José Leonardo Ortiz, el albergue de niños abandonados en Ferreñafe, la pastoral de la mujer en riesgo y peligro en Chiclayo y una ingente evangelización en los centros educativos promovidos por ellos.

Actualmente trabajan 27 congregaciones religiosas femeninas, que suman 150 religiosas, además de 4 congregaciones de religiosos y la Comunidad de San Francisco Javier Misioneros para la Nueva Evangelización (desde 1998).


Los laicos también tienen un trabajo evangelizador en medio del mundo, en sus hogares, en sus centros de trabajo y en las labores apostólicas parroquiales. Asimismo vienen trabajando otros movimientos laicales, tales como: los Cursillos de Cristiandad (1956), el Movimiento Familiar Cristiano (1974), el Movimiento de Matrimonios Carismáticos Bodas de Caná (1987), la Legión de María (1994), el Movimiento de Retiros Parroquiales Juan XXIII (1993), entre otros. También se encuentran el Instituto Secular Cruzadas de Santa María (1994), la Asociación Pública de fieles laicos Avanzada Católica (2008), entre otros.

sábado, 13 de febrero de 2016


 CARTA DE AGRADECIMIENTO POR LA MEDALLA DE ORO OTORGADA POR LA USAT AL P. JOSÉ ANTONIO JACINTO FIESTAS CON OCASIÓN DE SUS BODAS DE PLATA SACERDOTALES

Muy querido Mons. Roberto;
Muy estimada Dra. Patricia Campos;
Queridas autoridades académicas y administrativas;
Estimados profesores y personal administrativo y de servicio:

Cuando me comunicaron el otorgamiento de esta medalla de oro, hace 10 días, expresé inmediatamente: «Que todo sea para la gloria de Dios».
En estos días, que estoy impartiendo el curso de Moral a los estudiantes del octavo ciclo de las diferentes Escuelas, nos encontrábamos con el significado preciso de ese dar gloria a Dios, el cual no consiste en aumentar la gloria al Señor, pues Él es Dios, Él no necesita nada de nosotros, sino que se trata de manifestar esa gloria a los demás.

Y eso es lo primero que quisiera expresar, una vez más, pues lo vengo haciendo especialmente en estos meses cercanos de las Bodas de Plata Sacerdotales que celebré el pasado 8 de diciembre de 2015. Efectivamente, el sacerdocio y la perseverancia en esta vocación presbiteral es gracia de Dios, todo es don de Dios, pues Él fue el de la iniciativa y el que me da las fuerzas necesarias para seguir adelante; además, son gracias conseguidas por las oraciones de tanta gente –hermanos y hermanas cristianos como ustedes-, que piden por la fidelidad y la santidad de los sacerdotes. ¡Gracias por eso! Aprovecho, entonces, estos momentos para seguir pidiéndoles las limosnas de sus oraciones a fin de obtener la gracia de la perseverancia final.

Alguien supo recordarnos –al P. Mauro Gonzales y a mí- que el haber llegado a los 25 años de vida sacerdotal no se debe sólo a la gracia divina y a las oraciones de los demás, sino que se ha debido también a la docilidad inteligente de cada uno de nosotros, pues la gracia divina sería infructuosa si no la hubiéramos secundado cada día de nuestra vida.

Y, gracias a Dios, también veo que en mí esto ha sido así desde aquel 7 de agosto de 1983 –¡hace cerca de 33 años!-, cuando me encontraba estudiando el V ciclo de la carrera de Ingeniería Mecánica Eléctrica en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. En efecto, tenía en aquel entonces 19 años cuando sentí el primer llamado, que no ha cesado hasta el día de hoy. Siempre he sido consciente de que no hay nada de iniciativa por mi parte, sino que todo ha sido un obedecer a lo que Dios me fue pidiendo, a pesar de mis pecados…
Mi fe y amor a Jesucristo y a su Iglesia me ha hecho ver siempre que el querer de Dios viene expresado a través de instrumentos, que -en primer lugar- fue manifestado por seminaristas, luego por formadores del Seminario y –una vez ordenado presbítero- con las indicaciones de mi obispo.

Nihil sine Episcopo se dice en latín cuando nos referimos a que no queremos hacer nada sin tener en cuenta al obispo, pues escucharlo y obedecerlo es escuchar y obedecer a nuestro buen Dios.

Es así como veo esa dedicación a la USAT: como una de mis labores pastorales que el Señor me ha pedido en mi vida presbiteral en estos últimos 17 años.
Recuerdo que cuando Mons. Ignacio María de Orbegozo y Goycoechea me envió, en agosto de 1996, a hacer un doctorado en Teología, en la orientación de Historia de la Iglesia, me decía siempre que era para crecer en mi vida interior y para enriquecer mi preparación académica a fin de poner el hombro en las tareas diocesanas necesarias cuando regresara con el grado correspondiente. Como bien sabemos, el Señor lo llamó a su presencia el 4 de mayo de 1998, reemplazándolo Mons. Jesús Moliné Labarta, quien me animó también a seguir adelante con el plan que me había trazado don Ignacio.

La verdad es que yo desconocía el proyecto de trabajo, para fundar esta universidad, que estaban realizando Mons. Ignacio junto con el P. Dionisio Quiroz (Que en Gloria esté) y un equipo de profesores. Como bien sabemos, costó muchísimo la aceptación del Proyecto por parte de la autoridad gubernamental. Cuando él murió, ya estaba prácticamente aprobada la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, de tal manera que al sucederle Mons. Jesús, solamente tuvo que secundar el proceso para que llegue la resolución de creación ese 14 de octubre de 1998. Y para darnos cuenta de que el Señor estaba empeñado en que esto saliera adelante, me acuerdo de que Mons. Jesús me visitó en junio de 1998 en Pamplona a fin de animarme más para obtener el doctorado, pues como la USAT ya casi era un hecho, quería que me dedicase a la pastoral universitaria.

Por eso, cuando terminé mis estudios y regresé a Perú, en agosto de 1999 -primer año de vida de la Universidad-, enseguida me incorporé al trabajo universitario, e incluso, Mons. Jesús, me pidió que hiciera una Maestría en Piura para respaldar el doctorado eclesiástico que ya tenía. ¡Todo pensando en la Universidad! Así, han pasado 16 años de mi vida sacerdotal entregados a la USAT, mejor dicho, lo que el Señor ha querido para esta parte de su Pueblo, para esta Iglesia Particular.

Cuando llegó Mons. Roberto a la diócesis, hace 13 meses, expresé mi deseo de servir en lo que la Iglesia me pida. Por ahora, él me ha confirmado que seguiré por acá, con las tareas que tengo encomendadas: Miembro de la Asociación, Capellán de la Facultad de Derecho y profesor de Teología. Sin dejar de poner el hombro también en la pastoral parroquial como párroco en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.

He querido recordar todo esto para no olvidar las misericordias de Dios y cómo el Señor nos pide que saquemos adelante esta labor universitaria a fin de santificarnos, evangelizando y aportando a la sociedad profesionales competentes y formados en valores cristianos.
Y también para agradecer a los que han pasado por este campus dando todo de sí mismos: Mons. Ignacio, P. Dionisio, y nuestro queridísimo Mons. Jesús, y otros profesionales que ya no laboran actualmente en la USAT.

Quisiera renovar mi compromiso, en estos momentos, de seguir sirviendo –hasta cuando el Señor lo disponga- para que la USAT sea un instrumento de apostolado y que, a través de la proyección social, lleguemos a muchas personas en este Año de la Misericordia.

¡Infinitas gracias!


P. José Antonio Jacinto Fiestas


miércoles, 9 de diciembre de 2015

HOMILÍA EN LA MISA DE CELEBRACIÓN POR LA BODAS DE PLATA SACERDOTALES
DEL P. MAURO Y DEL P. JOSÉ ANTONIO
Martes de la I Semana del Tiempo Ordinario
“(Jesús) se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: - Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien” (Lc 10, 21).
Muy querido Mons. Roberto, obispo de nuestra diócesis, muy estimado y querido Mons. Jesús, P. Mauro Gonzales -mi promoción-, queridos hermanos sacerdotes y seminaristas, hermanos y hermanas en Cristo nuestro Señor y María nuestra Madre.
1.- El Evangelio que acabamos de escuchar recoge el “himno de júbilo” del Señor. Esta es la primera idea que quisiera reflexionar con la ayuda del Espíritu Santo. Fijémonos en el profundo sentimiento que expresa Jesús, porque su Palabra, la Palabra de Dios, ha sido entendida y aceptada por los sencillos y los humildes. Jesús se llena de alegría cuando aceptamos enseguida lo que su Padre quiere de nosotros.
Esto es, que si nosotros queremos darle una gran alegría, debemos obedecer presurosos a lo que Él nos pida, con sencillez y humildad. Esa humildad que tenía el Mesías, descendiente del rey David, que hace referencia la primera lectura al hablar de que surgirá un rey del tronco o de la cepa de Jesé (padre de David): humilde, como indica la imagen del árbol talado: el tronco, la cepa.
¡Cuántas veces hemos considerado en la alegría de Dios cuando un pecador se convierte! ¡Cuántas veces nosotros hemos sentido esa alegría después de habernos arrepentido de nuestros pecados, confesado sinceramente, y salir con la paz  y el gozo de la reconciliación!
Ahora debemos también llenarnos de alegría porque hemos llenado de gozo a nuestro Señor al haber hecho lo que Él nos pedía. El P. Mauro y yo –a pesar de los pesares, a pesar de nuestros pecados- también nos llenamos de una alegría incontenible porque en estos 25 años de entrega sacerdotal ha habido abundantes sucesos donde hemos sido causa de júbilo de Jesús. Y también mis demás hermanos sacerdotes lo han experimentado, de los cuales varios celebrarán sendos jubileos el 8 de diciembre.
A ti te animo a considerar en tu oración las múltiples oportunidades donde le has dicho sí al Señor, y le has llenado de gozo: ¡también hay alegría en el Cielo cuando un siervo humilde está cada día haciendo las cosas más sencillas por amor a Dios, obedeciendo, haciendo su voluntad!
2.- “Bienaventurados los ojos que ven lo que están viendo”, exclamó Jesús. Mientras que el salmista dice: “Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él”. Sí, somos dichosos, estamos alegres porque el Señor ha estado grande con nosotros. Este reconocimiento –que debemos tener siempre con asombro humilde– se produce cuando respondemos libremente a la vocación, a la llamada divina, conscientes de que todo es gracia.
Los sacerdotes diocesanos de mi generación se acordarán mucho que el P. Eutiquiano, en el tiempo de formación, nos inculcó que debemos pedir diariamente la gracia de la perseverancia final.
Por eso, así como ustedes, laicos y consagrados, nos piden que recemos por sus personas; nosotros también les pedimos la limosna de su oración para obtener esa gracia de la perseverancia final. Más aún, soy consciente –somos conscientes los sacerdotes- que nuestra fidelidad también se debe a ustedes –feligreses, integrantes de grupos parroquiales y movimientos apostólicos, familiares y amigos–  cuando rezan por nosotros “para que seamos buenos”, para que seamos santos.
Cuando fuimos ordenados sacerdotes recibimos un poder sagrado para ponerlos al servicio de ustedes (Youcat, 249); administrando los sacramentos actuamos “en la persona de Cristo” (Idem, 250). Hemos recibido los dones del Espíritu Santo que hace referencia el profeta Isaías en la primera lectura: la sabiduría y la inteligencia, para actuar con destreza y prudencia y así no errar en el juicio, como Salomón; el consejo y la fortaleza, cualidades propias del buen estratega, como David; la ciencia y el temor de Dios para reconocer que actuamos siempre representando a Dios (Cfr. Sagrada Biblia, EUNSA, Libros proféticos, p. 101). Sigan rezando para que actuemos así, para ser dóciles al Espíritu Santo, para ser ante todo servidores.
El Papa Francisco, en la homilía que pronunció el domingo pasado en una Misa con sacerdotes y consagrados en África, decía que debemos actuar con fidelidad, haciendo memoria de la fidelidad de tantos hermanos nuestros que han dado la vida antes que nosotros, y continuando nosotros siendo fieles para ayudar en la fidelidad de los que vendrán después.
Por eso, qué bueno es recordar a aquellos hermanos sacerdotes, impulsores de nuestro Seminario “Santo Toribio de Mogrovejo”, que nos ayudaron a formarnos: los obispos santos que dieron buena parte de su vida en la diócesis, como fueron Mons. Daniel Figueroa Villón, Mons. Luis Sánchez Moreno-Lira y Mons. Ignacio María de Orbegozo y Goycoechea; o la de aquellos presbíteros formadores, ya fallecidos, como fue nuestro Rector, el P. Ramón Roca Sallas, los PP. Ángel Riero, Plácido Olivares, José Casero y Pepe Vales; y el trabajo de otros sacerdotes que hasta ahora nos ayudan con su fidelidad y ya no se encuentran en la diócesis, como son los PP. Eutiquiano Saldón, Agapito Muñoz, Juan José Miranda, José Alarcón y Guillermo Areán Pereira. Todos estos presbíteros que acabo de hacer memoria tienen algo en común: pertenecieron o pertenecen a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Sí, debo ser agradecido por todo el bien que han hecho a la diócesis, por ser ejemplo de entrega incondicional a la vocación sacerdotal. Por supuesto que ha habido otros sacerdotes y laicos que han sido también bastante generosos con su oración y su ayuda económica para llegar a recibir la formación sacerdotal. Gracias a ellos también.
3.- Para terminar esta homilía, vamos a fijarnos en ese “Sí” jubiloso de nuestro Señor, que el texto evangélico escuchado nos refiere: “¡Sí, Padre, así te ha parecido mejor!”.
Comentando este pasaje, el Catecismo de la Iglesia Católica enseña: “Su conmovedor “Sí, Padre!” expresa el fondo de su corazón, su adhesión al querer del Padre, que fue un eco del “Fiat” de su Madre en el momento de su concepción, y que preludia lo que dirá al Padre en su agonía. Toda la adhesión de Jesús está en esta adhesión amorosa de su corazón de hombre al “misterio de la voluntad” del Padre (Ef 1,9)” (n. 2603).
En efecto, la vida de Jesús, y nuestra vida, tiene sentido cuando hacemos siempre la voluntad de nuestro Padre Dios. Eso hizo la Virgen María cuando expresó: “Hágase en mi según tu Palabra”, o en la obediencia pronta y silenciosa del bueno de José cuando el Señor le indicaba lo que tenía que hacer; o cuando Jesús –sabiendo lo que le iba a suceder– le pidió en el Huerto que si era posible aleje de él ese cáliz de amargura, pero terminó diciendo: “Mas no se haga mi voluntad sino lo que quieras tú”.
De la misma manera, pidan para que nosotros los sacerdotes hagamos siempre lo que el Señor quiere. Esta voluntad divina viene dada por lo que nos señala el obispo. Nihil sine epíscopo: Nada sin el obispo: este es el significado preciso ante la promesa de obediencia que hicimos el P. Mauro y yo a Mons. Ignacio, “y a sus sucesores”: que luego fue Mons. Jesús, y hoy día es Mons. Roberto.
Que sepamos secundar lo que nos pide el Padre misericordioso en este año jubilar del Año de la Misericordia que comenzará el 8 de diciembre: ser ministros de la misericordia, esto es, que dediquemos más tiempo a estar en el confesonario, a predicar más sobre el amor misericordioso de Dios y a secundar los diversos trabajos en el encargo sacerdotal asignado, de acuerdo a las recomendaciones del Papa Francisco.

Madre de Dios, tú que eres la Inmaculada Concepción, tú que eres Nuestra Señora de Guadalupe,  ayúdanos siempre a decir contigo: “Hágase en mí según tu Palabra”; que nos sintamos seguros ante la promesa que la Iglesia nos asegura: “El Señor que empezó en ti esta obra buena, Él mismo lo lleve a término”. Que así sea.

Fiesta Patronal "Nuestra Señora de Guadalupe"

Celebramos la 16ª Fiesta Patronal en honor a Nuestra Señora de Guadalupe. Desde que fue creada la parroquia (el 2-I-2000), Mons. Jesús Moliné -obispo de la diócesis en aquel entonces- nos animó a poner los medios para hacer un complejo parroquial que será la sede definitiva. Gracias a los feligreses guadalupanos, y animados por Mons. Roberto Prevost, se viene haciendo realidad la construcción del templo (ver página correspondiente). Lo estamos ejecutando en primer lugar por la oración incesante que pide a todos ustedes este servidor (como párroco) y los padres Juan Mechán y Juan Manuel Medina (vicarios parroquiales) para que se vaya levantando de la mejor manera y para que venga la ayuda económica necesaria.
¡Infinitas gracias! Aunque también recibo agradecimientos de nuestros colaboradores porque son conscientes de que les estamos ayudando a hacer una obra de Dios, haciéndose merecedores de múltiples bendiciones para su persona, su familia y su trabajo.
Por otro lado, les hago partícipe de mi inmensa alegría por celebrar mis Bodas de Plata Sacerdotales el 8 de diciembre. “Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso quien se acoge a Él”. Tengo una deuda inmensa con cada uno de ustedes porque soy consciente de que mi fidelidad sacerdotal se debe en buena parte a las oraciones suyas, pues todo es gracia de Dios en el camino de la santidad, a pesar de nuestros defectos y pecados. Por este motivo, les invito a participar de dos misas especiales que se han programado: la primera, el martes 1° de diciembre a las 12 del mediodía en la Catedral (donde presidirá nuestro obispo Mons. Roberto con todos los sacerdotes), y, la segunda, el martes 8 (feriado por ser Solemnidad de la Inmaculada Concepción) a las 4.00 p.m. en mi pueblo natal San José.
Finalmente, quisiera anunciar la celebración del Año Jubilar, denominado “Año de la Misericordia”, que ha convocado el Papa Francisco. Comenzará el 8 de diciembre y terminará el 26 de noviembre del 2016. Para ello, te invito a participar de la misa inaugural que tendremos el domingo 13 de diciembre en la Catedral a las 12 del mediodía. ¡Cuánto necesitamos de la misericordia divina! Ya lo decía el Cardenal Jorge Bergoglio cuando se le preguntó si aceptaba la elección: Soy un gran pecador. Confiando en la misericordia y en la paciencia de Dios, en el sufrimiento, acepto.



Con el deseo que de que puedas participar de los actos litúrgicos y de la feria parroquial me despido, recordándote que la Virgencita Morena del Tepeyac te mira desde el Cielo y te consigue abundantes bendiciones de su Hijo Jesús, de su Padre Dios y de su Esposo el Espíritu Santo.


P. José Antonio
Feria Parroquial "Nuestra Señora de Guadalupe" - Chiclayo

25 AÑOS DE VIDA SACERDOTAL 
Nacido en el distrito de San José, departamento de Lambayeque-Perú, el 7 de abril de 1964. Sus padres, Guillermo Jacinto (+19-VIII-2011) y María Isabel Fiestas, tuvieron siete hijos: Blanca Esther, María Elena, Guillermo, Jorge, María Isabel, Oscar Martín y él, que fue el quinto. También tuvo un primo-hermano, llamado como él –José Antonio- que vivió con ellos como un hermano más.
Realizó sus estudios primarios en el Colegio 10222, “Elvira García y García”, desde 1971 a 1975. Hizo su primer comunión y recibió el sacramento de la Confirmación cuando tenía 9 años, en 1973, durante una misión que realizaban los redentoristas..
Estudio Educación Secundaria desde 1976 a 1980 en el Colegio Nacional Mixto San Pedro, donde tuvo excelente profesores, ocupando el primer puesto en todos los años de estudios. Ya adolescente perteneció a un Club social fundado y dirigido por el extinto Alcalde Isaac Fiestas Millones.
En el año 1981, ingresó a la carrera de Ingeniería Mecánica Eléctrica en la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Siempre consideró que la Virgen María, bajo la advocación de la Virgen de Fátima, le había escuchado su promesa: que le ayude en sus estudios superiores y que cuando sea un profesional él iba a repartir la mitad de su sueldo entre los pobres. Así hizo los cuatro primeros ciclos, residiendo en Lambayeque y llegando los fines de semana a San José. Al pasar al quinto ciclo, en el verano de 1983, decidió ayudar en la catequesis de Primera Comunión de su pueblo.
Es en estas circunstancias, cuando el 7 de agosto de 1983 recibió la primera llamada de su vocación sacerdotal en un retiro de catequistas organizado por la Comisión Diocesana de Catequesis y dirigida por el Seminario. Allí conoció al Seminarista José Manuel Zamora Romero, hoy día rector de este Centro de Formación Sacerdotal.
Cuenta el P. José Antonio: “El retiro fue una experiencia divina, sobrenatural. Ingresamos el viernes 5 de agosto. El Señor fue tocando mi corazón al hablarme de hacer una revisión de mi vida para que me perdone de todos mis pecados. El sábado continuó con esta reflexión hasta que por la tarde hizo una confesión especial. Ya por la noche sentí esa paz y gozo de Dios durante la misa. Al día siguiente, domingo, terminó el retiro dando la meditación el rector del Seminario, P. Ramón Roca Sallas (Que en gloria esté), y hablo de la vocación sacerdotal. Fue allí donde tuve la primera moción del llamado, de la vocación. Al terminar el retiro, le conté al seminarista José Manuel lo que estaba sintiendo, y me dijo que viviera lo que había aprendido –las normas de piedad- y que si seguía con ese pensamiento me acerque al Grupo de Seminario, que funcionaba los días viernes por la tarde, para conversar con el Rector. Y así fue. Llegó el viernes 12 de agosto de 1983, cuando conocí por primera vez el Seminario Mayor Santo Toribio de Mogrovejo. Conversé como una hora y media con el, P. Ramón, contándole toda mi vida y al final me dijo: “Son síntomas de vocación, depende de ti”. Es allí cuando decidí entregar toda mi vida al Señor, le dije que sí, que decía entrar al Seminario y que me dijera que es lo que tenía que hacer. Eran cerca de las 7.30 p.m., ya estaba oscureciendo, pero para mí comenzó una nueva etapa de mi vida, lleno de luz y alegría”.
Es así como ingresó en el año 1984, cursando el trienio filosófico y el cuadrienio teológico. El rector le pidió que enseñara Matemática a sus condiscípulos, ya que se suponía que él sabía esta materia, por sus estudios de Ingeniería. Y así fue como comenzó a ejercer una actividad docente, que ha ejercido hasta ahora.
“La experiencia de mi formación sacerdotal me ha marcado toda mi vida, especialmente que sea sincero siempre, con humildad y sencillez, sin complicarme la vida. Considero que esto es clave para la perseverancia, pues de esta forma el Señor nos puede ir guiando ya sea en la dirección espiritual y en la confesión semanal. Además, la oración de mi familia y de tanta gente que reza por las fidelidad y santificación de las vocaciones sacerdotales, ayudan eficazmente en hacer la voluntad divina”.
Recibió los primeros ministerios en 1998, el orden del diaconado en 1989 y la ordenación sacerdotal en 1990. Todos estos acontecimiento fueron un 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, y de manos de Mons. Ignacio María Orbegozo y Goycoechea (+2004).
Su primer nombramiento le llevó a vivir durante dos años a la provincia de Santa Cruz (departamento de Cajamarca) como vicario parroquial (1991-1992) en la parroquia “La Inmaculada” de su diócesis de Chiclayo.
Luego fue nombrado primer párroco de la reciente creada parroquia “Sagrado Corazón de Jesús” en el distrito de José Leonardo Ortiz, aledaño a la ciudad de Chiclayo (1993); en este tiempo también fue capellán en el Grupo Aéreo N° 6 (1993-1994).
Fue trasladado en setiembre de 1995 para ser el administrador parroquial en la parroquia “San Juan María Vianney”, donde trabajó durante un año.
Monseñor Ignacio lo envió en setiembre de 1996 a hacer un doctorado en Teología (Histórica) en la Universidad de Navarra – España. Es por eso, que residió en la Madre Patria durante 3 años, regresando al Perú en el mes de setiembre de 1999.
Su nuevo obispo, Monseñor Jesús Moliné Labarta, le pidió que apoyara por cuatro meses en la parroquia “Santa Lucía” de Ferreñafe, que se dedicase a trabajar en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, que había comenzado a funcionar precisamente en ese año de 1999, y que comenzara a hacer una Maestría en la Universidad. Además, le dijo que en el año 2000 retomaría su docencia en el Seminario, con los cursos del área Historia de la Iglesia.
A inicios del año 2000 fue nombrado párroco de la recién creada parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” en Chiclayo, donde viene trabajando hasta el presente año de 2015.
La vocación sacerdotal del P. José Antonio siempre ha ido unida a la vocación docente, como se ha dicho anteriormente: ya desde el año que ingresó al Seminario, en 1984, habiendo estudiado la mitad de carrera de Ingeniería, su rector le pidió que impartiera la asignatura de Matemáticas a sus condiscípulos, y luego a todos los seminaristas durante sus siete años de formación sacerdotal, aunque después le pidieron que también diera Contabilidad Básica. Ya en Santa Cruz continuó en la docencia trabajando en el Instituto Superior Pedagógico “Santa Cruz” con cursos de Educación Religiosa a los futuros docentes. Cuando comenzó a trabajar en su segunda parroquia, localizada cerca del Seminario, fue solicitado para enseñar en su alma mater Latín Básico, Historia de la Filosofía e Historia de la Iglesia. Después de regresar de Pamplona (España) como doctor en Teología, su obispo Mons. Jesús Moliné Labarta le pidió que compartiera su trabajo sacerdotal en la parroquia y en la reciente creada Universidad Católica “San Toribio de Mogrovejo” - USAT (setiembre de 1999), hasta ahora. Por cierto, al mismo tiempo continuó siendo profesor en el Seminario Santo Toribio con asignaturas del Área de Historia de la Iglesia. También en el año 2000 trabajó como capellán en el Colegio Privado Santo Toribio de Mogrovejo.
En la USAT, aparte de ser profesor, ha sido capellán universitario, director del Departamento de Filosofía y Teología y Decano de la Facultad de Teología. Actualmente es Capellán de la Facultad de Derecho. Precisamente, por su trabajo universitario, tuvo que hacer una Maestría en Educación, Mención en Teoría y Práctica en la Universidad de Piura (1999 – 2004). También ha sido director de la Revista diocesana “Vida en Familia” (2005-201). En el año 2009, hizo una estancia de tres meses en la parroquia “Saint Katherine Labouré” en Harrisburg – Pensilvania, para perfeccionar sus estudios del idioma Inglés.
Teniendo 51 años, y habiendo llegado a cumplir sus Bodas de Plata Sacerdotales, el P. José Antonio sigue diciéndonos con el salmista: “Gusten y vean, qué bueno es el Señor! ¡Dichoso el que se acoge a Él!. Y pide oraciones a todos para que siga cumpliendo sus propósito –a pesar de sus limitaciones, a pesar de los pesares, como él dice- de ser un sacerdote que sirva a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida, especialmente que sea un sacerdote confesor, asiduo al confesonario, en este Año de la Misericordia que ha inaugurado hoy día, 8 de diciembre de 2015, el Papa Francisco aperturando la Puerta Santa en Roma.

jueves, 12 de noviembre de 2015

CONSTRUYENDO LA CASA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE EN CHICLAYO


Desde la llegada de Mons. Jesús Moliné, el 12 de octubre del 2000; a la primera fiesta patronal de la parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe”, se encarga la construcción de la sede oficial de la parroquia: una obra de Dios que ahora se ve encaminada.

La parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe comenzó a existir el 2 de enero del año 2000, cuando el P. José Antonio Jacinto Fiestas tomó posesión de ella, en la iglesia del P. J. Túpac Amaru, que fue construida por el P. Juan Tomis Stack.
Desde que recibió el encargo de Mons. Jesús, la feligresía ha ido tomando conciencia de hacer realidad este querer divino: la construcción del complejo parroquial en la zona de la Urb. San Isidro. Tengamos presente que pertenecen a esta parroquia los vecinos de los PP. JJ. Túpac Amaru y Ampliación Túpac Amaru, las urbanizaciones denominadas de La Primavera: I etapa, FAP, Guardia Civil II, III y IV etapa y Condominio Primavera, las urbanizaciones de Patazca, San Miraflores y San Isidro, y el C. H. Augusto B. Leguía.

Tras diversos intentos de conseguir el terreno necesario para este proyecto, por fin en el año 2012 se obtuvo, gracias especialmente a los vecinos de la Urb. San Isidro. Dicho terreno cuenta con 1896 m2 y se encuentra ubicado entre las avenidas Augusto B. Leguía, Los Tréboles y Eufemio Lora y Lora.
El diseño arquitectónico es un complejo parroquial que comprende el templo,  los salones de usos múltiples para catequesis, un velatorio, oficinas para atención y la casa sacerdotal. Hasta la fecha se ha construido el salón multiusos, convertida en capilla provisional, un pequeño comedor y cocina. Y, en lo que se refiere al templo, se ha avanzado parte del presbiterio (donde se levantará un rosetón con su cúpula, que será un hito para la zona), 14 columnas, y se viene levantando la pared externa del lado derecho. La iglesia podría albergar hasta 900 personas, pues contará también con un mezzanine.



“Construyamos la iglesia para ser Iglesia”

No cabe duda que construir una iglesia nos ayuda a sentir mejor la pertenencia a nuestra Iglesia, nos sentimos más familia. Es así como todos los que participan en las diversas misas en la parroquia están desarrollando diversas actividades para obtener fondos a lo largo de estos 15 años.
Desde que se comenzó con las obras en el terreno, desde el año 2013, y más especialmente al iniciar la construcción del templo, la obra se viene construyendo con recursos propios, a través de campañas de bolsas de cemento, aportes económicos mensuales, desayunos dominicales, almuerzos mensuales y con las limosnas que se recogen en todas las misas. Con motivo de la feria parroquial de la fiesta patronal, aparte de organizar la feria gastronómica para el domingo 13 de diciembre, está corriendo una rifa de 5000 boletos, cuya colaboración por boleto es de S/ 10.00, pues queremos recaudar cincuenta mil soles para la etapa que venimos haciendo. Hasta el día 10 de noviembre ya venimos recaudando unos s/. 16,000. Según el arquitecto supervisor, hasta la fecha se viene avanzando un 26 % de la obra.
Finalmente, insto a todos nuestros hermanos católicos y hombres de buena voluntad a seguir colaborando, pues en estos momentos podríamos detener el avance de la obra que se ha proyectado para este año. Para ello, también se puede aportar depositando en la cuenta que tenemos en la Caja Municipal de Piura (N° 110-01-2588890).



Sueño de todos

Como sabemos, las personas que menos tienen son las que más dan. No tanto en cantidad sino en  desprendimiento, como conté en la catequesis del año pasado. Mientras impulsaba la rifa, una niña que se estaba preparando para hacer la Primera Comunión vino con una bolsita con sencillo y me lo dio diciendo: ‘padre, he sacado de mi alcancía todo lo que tenía porque yo quiero que se haga pronto la iglesia’.
Asimismo, los feligreses han salido a buscar más ayudas económicas a los vecinos, amigos e instituciones, a través de oficios; así como en la realización de las actividades que se programan desde el comité dirigente.

P. José Antonio Jacinto Fiestas

Párroco